jueves, 29 de diciembre de 2016

ARREPENTIMIENTO O APRENDIZAJE


A lo largo de nuestra vida, tomamos decisiones o hacemos cosas que no resultan como las pensamos. A veces salen tan mal las cosas que terminamos haciendo daño a alguien o que sin quererlo echamos a perder algo, sin que en realidad esa fuera nuestra intención.

No es el caso de las personas que intencionalmente lastiman o le hacen mal a otras personas, con mala fe o coraje. Ese no es el caso del que hablaremos aquí.

En este caso, nuestra intención no era causar daño, pero algo salió mal.
 
Nuestra primera reacción es sentirnos mal, sentirnos culpables por lo que paso. Es algo natural, es parte de nuestro repertorio de emociones. Lo importante es entender que guardar esos sentimientos de culpa y sentirnos mal por mucho tiempo, no cambia nada ni beneficia a nadie.

A la culpa generalmente le sigue el arrepentimiento. Es decir, somos conscientes del daño causado y no quisiéramos haberlo hecho, pero lo hecho, hecho esta. No podemos cambiar lo que ya paso. La culpa y el arrepentimiento son emociones naturales, las vivimos, las aceptamos y las dejamos atrás, porque la culpa y el arrepentimiento por sí mismo, no resuelven nada. Pero son las señales de que nuestros principios están sanos y que podemos diferenciar entre el bien y el mal. No sentir culpa si que sería un problema moral y ético. Pero la culpa y el arrepentimiento no deben durar mas allá de lo necesario.

Lo más importante de esa mala experiencia, es reconocer nuestra parte de responsabilidad y hacernos cargo de ella para no repetirla. Esto es bastante difícil, porque desde pequeños aprendimos que reconocer la propia culpa o asumir la culpa por otros, traía consigo un castigo. Le tenemos miedo al sufrimiento, sea físico o emocional, por eso lo primero que hacemos es evitar reconocer nuestra responsabilidad, tratar de que la culpa la cargue algo o alguien mas, con la simple intención de evitar el castigo.

Pero si logramos que alguien mas tenga la culpa, entonces nosotros estamos bien, no tenemos que corregir nada, ni preocuparnos por nada. Ahí es donde se pierde la oportunidad de aprender y mejorar con la experiencia vivida, es una lección de vida que no tomamos y que tendremos que repetir muchas veces. ¿Te ha pasado esto? ¿Lo has repetido muchas veces? ¿Cómo puedes aprender algo, si aparentemente no tuviste nada que ver?

La única forma de aprender, es reconocer nuestra responsabilidad en lo que paso, ya sea parcial o total. Es decir, nos damos cuenta de que hicimos algo mal y lo más importante es aprender la lección y no volver a repetirlo.

Muchas veces es más importante enfocarse en la solución del problema primero y luego revisar que es lo que salió mal o lo que se hizo mal. Ese es el aprendizaje. Si aprendemos la lección, crecemos como personas y como seres humanos. De esta forma ya no necesitamos guardar culpas ni arrepentimientos.

Yo creo en la responsabilidad personal desde el momento de tomar las decisiones, de hacer o no hacer. Si decido hacer algo, lo hago con la seguridad de que esa es mi decisión y asumo las consecuencias. ¿Por qué hacer algo, si sabemos que después tendremos que arrepentirnos?

En realidad, todo tiene consecuencias. Generalmente son buenas o digamos que son las consecuencias que esperamos, una relación causa – efecto conocida y aceptada. Otras veces las consecuencias son inesperadas o no deseadas.

Cada experiencia en nuestra vida, es parte de nuestra razón de estar en este mundo, es una lección que necesitamos aprender. Por eso es tan importante aprender a pasar de la culpa y el arrepentimiento, a la responsabilidad y el aprendizaje.

Saludos