lunes, 4 de mayo de 2009

Cuando la vida es dulce


"Cuando la vida es dulce, y esa vocecita dice: “¡No durará!”, Di: “¡Tal vez esté a punto de ponerse mejor!”

Del libro: Sea feliz ya!, de Andrew Mathews

Desde muy pequeños nos enseñan que para ser felices primero tenemos que sufrir, que para alcanza el cielo hay que sufrir en la tierra, y hasta en las películas de Walt Disney que vimos de pequeños, nos presentan una trama en la que el personaje esta feliz al principio, luego toda la película se la pasa sufriendo y hasta el final es feliz. Sin embargo, la vida no es una película, cuando llegamos al fin de ella, ya no hay tiempo para nada, simplemente se apaga la luz y termina nuestra función.

Aprendemos un esquema mental que condiciona la felicidad al sufrimiento. Es como si tuvieras que compensar tus emociones, compensar la felicidad con algún sufrimiento, enfermedad o desgracia en tu vida. ¡Esto solo es una idea equivocada!

Imaginate que quieres ser feliz en el futuro - aunque nunca sabemos si llegaremos a ese futuro -, entonces te la pasas sufriendo y sufriendo, no necesites o no, sufres por tu vida y sufres por las vidas ajenas. La siguiente pregunta es, si ya acumulaste suficiente sufrimiento, ¡donde te van a hacer el canje!

Por una idea equivocada, aprendemos a limitar nuestros momentos felices, como si esa felicidad estuviera amarrada a una desgracia. De hecho hay personas que dicen que quieren ser felices ¡algún día!, pero que evitan todas las oportunidades de serlo en el presente.

Son esquemas mentales que se nos quedan grabados en el subconsciente. ¿te suena conocido?

Imaginate que pasa algo doloroso o triste y te sientes cumpable, como si el haber sido inmensamente feliz en algún momento de tu vida, hubiera provocado ese sufrimiento. ¡No tiene relación una cosa con la otra! Aprendimos un concepto equivocado, aprendimos un miedo y ahora le agregamos sentimiento de culpa. ¿porque será que no nos damos permiso de ser felices en el presente?

Tenemos miedo al sufrimiento que nos dijeron llegaría después y lo queremos evitar. Le ponemos tantas condiciones a la felicidad, que raramente se cumplen. Pasamos por la vida como si se tratara de un camino oscuro y tormentoso, con algunos destellos de felicidad,

La realidad, es que solo tenemos el presente para vivirlo. ¿Por qué no aprovechamos nuestras oportunidades y somos felices la mayor parte del tiempo? Hagamos de la vida un camino lleno de luz, como si fuera una mañana de primavera. Sin duda abrá momentos en que tropecemos, pero enseguida nos levantamos, curamos nuestras heridas y seguimos adelante.

Al final, lo único que nos llevamos son las experiencias que vivimos, lo que pudimos aprender, el grado en que crecimos como personas.

A lo largo de nuestra vida tendremos que enfrentar circunstancias difíciles y dolorosas; eso no lo podemos elegir. Pero si podemos elegir como actuamos frente a ellas: ¿nos dejamos vencer?, ¿no quedamos tirados en el piso?, o nos levantamos y seguimos adelante.

Aceptamos la pérdida, enfrentamos el dolor, vivimos el duelo y seguimos con nuestra vida.

No es necesario compensar la felicidad o el sufrimiento. Que seas feliz hoy no va a aumentar el sufrimiento en el futuro; tampoco es cierto que si toda tu vida te la pasas sufriendo, al final va a se feliz – al final ya no te da tiempo de nada, si acaso, solamente de darte cuenta de que tu vida se desperdicio en sufrimientos innecesarios.

Date permiso de ser feliz el día de hoy, de disfrutar todo lo que haces, de apreciar todo lo que tienes, de aprovechar esta oportunidad que tienes hoy, porque en realidad no sabemos si vamos a estar aquí mañana. Recuerda que el mejor día de tu vida......¡es hoy!.

Lo que paso ayer, ya paso y no lo puedes cambiar; y aunque siempre esperamos que se cumplan nuestras expectativas, nunca sabemos que va a pasar mañana.

¡Has de este día, un día feliz!




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